Visitando Ávila, la ciudad amurallada
En esta ocasión nos desplazamos a Castilla y León para visitar la ciudad de Ávila, nombrada patrimonio de la Humanidad, y que destaca por su casco histórico medieval y su maravillosa muralla
CONTENIDO DEL ARTICULO
¿Qué ver en Ávila?
Nosotros llegamos a Ávila en coche desde Madrid.
PLAZA DE SANTA TERESA O DEL MERCADO GRANDE
Extramuros de la ciudad, nos encontramos una de sus dos plazas principales, denominada Plaza de Santa Teresa de Jesús, pero que es conocida por los abulenses como “El Grande” ya que históricamente en ella se emplazaba el mercado grande.
En uno de sus extremos nos encontramos con la Iglesia de San Pedro, de origen románico y en cuya fachada destaca su monumental rosetón. En el centro de la plaza se ubica un obelisco erigido en el S XIX. Se trata del “Monumento a las Grandezas de Ávila” (conocido popularmente como “La Palomilla”), en cuya base podemos leer los nombres de algunos de los personajes ilustres de esta ciudad, como Isabel de Castilla (Isabel la Católica). Y que está coronado por la figura de Santa Teresa de Jesús.


Gastroconsejo: los dulces más conocidos de la provincia son sin duda las Yemas de Santa Teresa, un postre elaborado con yema de huevo y azúcar batido en cuencos de cobre. Su origen es incierto, ya que algunos lo atribuyen a la cocina andalusí y otros a la repostería monacal del convento de Santa Teresa de Ávila. Su popularidad creció, y en el S XIX la pastelería La Flor de Castilla comenzó a comercializarlas con la denominación de Yemas de Santa Teresa. Esta confitería se encuentra en uno de los soportales de la plaza y en ella podemos degustar esta delicia, aunque también podemos comprarlas en otros comercios de la ciudad bajo la denominación de Yemas de Ávila.
CONVENTO DE SANTA TERESA
A pocos minutos de la muralla, encontramos este convento construido en el S XVII en estilo Barroco, bajo la advocación de la orden de los Carmelitas Descalzos, sobre el lugar en el que se asentaba la casa de Santa Teresa. Como curiosidad, el altar de la iglesia no está orientado al Este como es tradición (hacia la salida del sol y el lugar de nacimiento de Jesús), sino hacia el Norte, para que coincidiese con la que fue la habitación de Santa Teresa.
Como habréis apreciado la figura de Santa Teresa es muy recordada en su ciudad natal. Pero ¿quién fue la famosa Santa Teresa? Teresa de Ávila, fue una escritora mística nacida en el S XVI en una familia de judíos conversos. En su juventud se consagra a la vida religiosa y sus obras alcanzan posteriormente fama notoria, logrando el reconocimiento de figuras como Cervantes, Góngora o Lope de Vega. Sus escritos destacan por escapar de los arquetipos de las transcripciones religiosas para expresar su fe de forma más poética, como en su famoso verso “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero”. Poco después de su muerte fue beatificada por la Iglesia Católica y se conservan varias reliquias. Una de las más conocidas es la mano de Santa Teresa (conocida como “El brazo incorrupto de Santa Teresa”) que actualmente reposa en Ronda (Málaga) pero que fue tomada como objeto personal de Franco, que la mantenía en su mesita de noche e incluso se la llevaba de vacaciones.


MONUMENTO A SAN JUAN DE LA CRUZ
A pocos pasos nos encontramos con este monumento, que rinde homenaje a otro famoso santo nacido en la provincia de Ávila. Juan de la Cruz, nacido también de una familia de judíos conversos, es el otro gran representante de la literatura mística española y de la poesía espiritual. Conoce a Santa Teresa cuando esta, involucrada en la reforma de su orden (la Orden de Monte Carmelo) funda el primer convento de Carmelitas Descalzas, y se une a su causa. Ambos son considerados cofundadores de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que busca el retorno a la austeridad de los religiosos. Esto no gustó en la orden, por lo que se produjo una escisión entre carmelitas calzados (a los que no les gustaba la nueva idea de pobreza) y descalzos (los seguidores de Santa Teresa y San Juan, que se llaman “descalzos” haciendo referencia a la austeridad que querían para la orden). Por estos conflictos San Juan fue encarcelado por la iglesia y destituido de todos sus cargos, pero tras su muerte la reforma prosperó y la orden continúa hasta la fecha.
CATEDRAL DE CRISTO SALVADOR
Llegamos a la joya de Ávila, su catedral. Su construcción se inicia en el S XI en estilo Románico, se finalizó en el S XIV, con la introducción del Gótico en la península, por lo que es la primera catedral construida en este estilo en España.
Su exterior destaca por el Cimorro (torre de una Iglesia) formado por su ábside, que constituye parte de la muralla y está fortificado. Y en su interior distinguimos elementos góticos como los arcos apuntados (en contraste con los arcos de medio punto empleados en el románico), las bóvedas de crucería o las múltiples vidrieras. Pero lo más llamativo es el efecto de la piedra empleada, llamada Piedra Sangrante. Esta procede de la cantera de La Colilla (Ávila) y ha sido empleada para la construcción de varios monumentos en la ciudad. Posee un gran porcentaje de hierro en la piedra, que al oxidarse produce la sensación de estar sangrando, y en este caso unido a la estructura de la catedral, nos aporta una imagen más que impactante.
También se puede acceder al campanario, desde donde disfrutar de las vistas y donde se conserva la curiosa casa del campanero. Y en el interior de la catedral, se encuentran enterradas figuras como Claudio Sánchez-Albornoz (presidente de la II república en el exilio) o Adolfo Suárez (primer presidente de la democracia actual post-transición).
Consejo práctico: realizar la visita con audioguía, ya que aporta información sobre las obras expuestas y la historia de la catedral.




PLAZA DEL MERCADO CHICO
Llegamos a la Plaza Mayor de Ávila, donde encontramos el Ayuntamiento rodeado de soportales. Se considera que pudo ser un cruce de las principales calzadas romanas de la ciudad, y durante el medievo se rodeó de los gremios principales. El nombre ha variado a lo largo de los distintos sistemas políticos, pero popularmente se ha conocido como “del mercado chico” por acoger durante siglos el mercado intramuros.
En el ayuntamiento una de las banderas que veremos es la morada propia de la ciudad, que contiene el escudo de Ávila, que distinguiremos en numerosos edificios y carteles. En el escudo podemos ver el Cimorro de la Catedral, sobre el que se ubica la figura de Alfonso VII y se puede leer “Ávila del Rey – de los leales – de los caballeros”. La imagen y el lema “Ávila del Rey” son otorgados a la ciudad por su apoyo al monarca Alfonso VII de León, ya que cuando este era menor de edad, su padrastro Alfonso I de Aragón (“El batallador”) llegó a la ciudad exigiendo al infante (ya que pretendía hacerse con el trono de León). Como la ciudad se negó, El Batallador insinuó que el infante estaría muerto y por eso no se lo querían entregar, y pidió acceder a verle entrando en la ciudad si salían sesenta abulenses como rehenes para estar seguro durante su estancia. Los rehenes salieron por la puerta (desde entonces llamada “La Malaventura”) pero el rey se negó a entrar y el infante fue mostrado desde lo alto de Cimorro de la Catedral. Derrotado en sus intenciones, el Batallador se llevó a los rehenes y los mandó matar y hervir sus cabezas al noreste de la muralla, donde encontramos una zona llamada “las hervencias” allí donde se perpetró el crimen. Indignados en la ciudad, mandaron al caballero Blasco Jimeno, que acudió junto a su sobrino Lope Núñez a retar al Batallador. Tras llegar hasta el ejército del monarca, este no se atreve a aceptar el duelo y manda matar a los caballeros; erigiéndose posteriormente en la zona “La cruz del Reto” en memoria del valor que mostraron al enfrentarse al rey.

Gastroconsejo: llegada la hora de la comida, los platos más típicos son las Patatas revolconas y los judiones o judías del Barco de Ávila. Las patatas, también conocidas como meneadas o removidas, consisten en una especie de puré de patata con pimentón y productos de matanza; que era típico de campesinos y ha evolucionado transformándose en una tapa. Y las alubias se producen en la localidad de Barco de Ávila (siendo una zona con denominación geográfica protegida para este producto) y también es típico producto para comprar en la ciudad.

LA MURALLA
Cualquiera de los nueve accesos es bueno para salir y rodear la muralla. Esta, fue construida en el S XI tras la llamada Reconquista, y es de las mejor conservadas de España. Hay cuatro accesos que permiten subir al adarve y recorrerla por su parte superior, admirando las vistas de la ciudad intramuros y de la Sierra (el acceso de La Casa de las Carnicerías, cerca de la catedral, permite realizar el recorrido más largo).
En la zona de paseo junto a la muralla podemos ver algunos verracos de piedra, o esculturas con forma de toro, cerdo o jabalí. Estas, son esculturas realizadas por poblaciones vetonas (civilizaciones celtíberas que habitaban esta zona de la península en época pre-romana) con finalidad espiritual (en ritos funerarios o como ofrenda o culto) o de delimitación de territorios de pastoreo. Han sido halladas en múltiples localizaciones de la provincia y de otras circundantes (Zamora, Toledo, Salamanca, Segovia, Cáceres y en Portugal) y algunos se han reubicado en edificios históricos o zonas de paso.
BASÍLICA DE SAN VICENTE
Ya por la tarde visitamos esta basílica, también llamada “De los Santos Hermanos Mártires”, construida en el lugar donde San Vicente fue martirizado junto a sus hermanos Sabina y Cristeta en el S IV, durante la persecución de Diocleciano (una de las persecuciones de Cristianos en el Imperio Romano).
La construcción inicial es románica, y se conservan las bóvedas de cañón (compuestas por la sucesión de arcos de medio punto) en los ábsides, que contrastan con elementos góticos (como la bóveda de crucería de la nave central) y barrocos (altar mayor) procedentes de remodelaciones posteriores. Y en varias estructuras se puede apreciar el empleo de la piedra Caleña, la misma arenisca sangrante que vimos en la catedral, lo que le da un efecto dramático e impactante. En la cripta encontramos la peña del martirio de los santos, donde según la leyenda apareció una serpiente para proteger los restos de los santos de una profanación. Y la imagen románica de la Virgen la Soterraña, tallada en el S XIII, y a cuyos pies cuentan que dejó Santa Teresa de Jesús su calzado como símbolo de conversión en carmelita descalza.


Pero la joya de la basílica es su Cenotafio. Este es un monumento funerario conmemorativo (no alberga los restos, que se encuentran en el altar mayor) en honor a los hermanos mártires, de estilo románico y construido en piedra policromada. A pesar de tener casi mil años de antigüedad, sorprende su estado de conservación, y en sus diferentes caras se pueden apreciar escenas religiosas en las que llama la atención las vestimentas de los personajes, que no corresponden a la época de las historias que cuentan sino a las vestimenta propias de la época de construcción del monumento (S XII), ya que de esta forma la población podría entender mejor las historias, cumpliendo así las propias escenas una función didáctica, ya que la mayoría de los ciudadanos no sabían leer.Este templo también es especial, por ser uno de los tres templos juraderos de Castilla. Y ¿qué son los templos juraderos? En ocasiones era necesario prestar juramento sagrado, por lo que se acudía a estos templos y se seguía el rito correspondiente. En este caso, en el cenotafio hay una rosa juradera, sobre la que se posaba la mano mientras se juraba. Según la tradición, si no se decía la verdad, la mano se secaría o la persona caería en desgracia. Esta tradición fue prohibida por los Reyes Católicos en el S XVI.
Finalmente, la basílica guarda otra sorpresa relacionada con San Pedro del Barco. Este fue un sacerdote de la cercana localidad de Barco de Ávila, que cuando envejeció pidió en oración saber cuándo fallecería. La respuesta que recibió fue “cuando el agua se convierta en vino”. Así un día su ayudante vuelve con vino que ha manado de la fuente, falleciendo San Pedro poco después. Varias localidades quieren darle sepultura, por lo que para que decidiese la providencia, montan sus restos en una mula para que ella decida. La mula anda hasta entrar en la ciudad de Ávila y en la Basílica de San Vicente, donde deja la marca de su huella y fallece. Y así los restos del santo reposan en la basílica, y podemos ver la huella de la herradura de la mula junto al altar, y en las inmediaciones de la muralla encontramos una zona llamada Cubo de la Mula, donde esta sería enterrada.
REAL MONASTERIO DE SANTO TOMÁS
Para terminar la ruta en Ávila podemos visitar este curioso monasterio. Se trata de un edificio gótico construido como convento dominico en honor de Santo Tomás de Aquino (fraile, teólogo y filósofo italiano), en época de los Reyes Católicos.
En su interior destaca el sepulcro del infante Juan de Aragón, único rey varón de los Reyes Católicos, que hubiese heredado el trono junto con su esposa Margarita de Austria (hermana de Felipe el Hermoso), pero que falleció a la temprana edad de 19 años, por lo que la corona la heredaría su hermana Juana I de Castilla (“la Loca”). El sepulcro fue profanado por los franceses durante la Guerra de la Independencia, y los restos del príncipe se encuentran en paradero desconocido.
También fue el lugar elegido por Tomás de Torquemada para retirarse hasta su muerte. Este fue el primer inquisidor español, defensor del empleo de la quema en la hoguera, y que a pesar de tener antepasados conversos, fue uno de los principales autores del Edicto de Granada, por el que se expulsa a los judíos en 1492. El monasterio cuenta con tres claustros, el del Noviciado, el del Silencio (donde eran enterrados los frailes) y el de los Reyes (zona destinada a veraneo de los monarcas). En este último se encontraba la desaparecida universidad de Santo Tomás de Ávila, que fue centro de estudios desde el S XVI al S XIX, y donde se graduó Gaspar Melchor de Jovellanos (escritor y político del S XVIII).
LOS CUATRO POSTES
Ya fuera de las murallas de la ciudad nos acercamos a este monumento, desde el que poder disfrutar de las vistas de la ciudad y su muralla, que se ilumina al atardecer. Esta muralla, tiempo atrás principal defensa de la cuidad, guarda leyendas como la de Jimena Bázquez: en la edad media, las tropas de la ciudad tuvieron que salir a combate contra el ejército musulmán, pero este había engañado a los abulenses pretendiendo atacar la ciudad que estaría desprotegida sin su ejército. Pero la mujer del alcalde, Jimena, al ver las tropas acercarse, reúne a las mujeres y las manda vestirse con ropa de guerreros y subir a la muralla para engañar al enemigo. Las tropas musulmanas, al creer que la Ávila estaba bien defendida no atacan y la valiente Jimena salva la ciudad de un asedio.
En el monumento nos encontramos con cuatro postes y una cruz que conforman un humilladero, que es un lugar devoto ubicado en las salidas o entradas de los pueblos, y en este caso data del S XVI. Y es el lugar donde cuentan que Teresa de Jesús y su hermano fueron detenidos por su tío cuando pretendían huir a tierras musulmanas para morir martirizados y ella pronunció la famosa frase “de Ávila, ni el polvo” mientras se quitaba la sandalia y la sacudía.

Y con esta panorámica tuvo que encontrarse el protagonista de otra de las leyendas más conocidas de Ávila: Alvar Dávila era un caballero que regresando victorioso de la batalla de Navas de Tolosa, entra en la ciudad desfilando junto al resto de guerreros. Al pasar junto al palacio de Don Diego, queda prendado de su hija Guiomar, enamorándose ambos perdidamente. Alvar, acude a ver a Don Diego para pedirle la mano de su hija, pero este no se la concede ya que quiere que Guiomar ingrese en un convento y prohíbe que los enamorados vuelvan a verse. Cegado de amor Alvar pronuncia la famosa frase “Doña Guiomar y yo seguiremos amándonos, y aún más, viéndonos ¡mal que os pese!” Retirándose a su señorío extramuros, Alvar mandó construir un castillo en un alto, desde el que poder ver el palacio y a Guiomar, con la que se comunicaba mediante señales. Pero Guiomar muere de amor, y Alvar roto de dolor, se deja matar en batalla para volverla a ver. Y así este castillo, en las cercanías de la ciudad se conoce como Castillo de Aunqueospese o Manqueospese o Malqueospese.
Y aquí termina nuestra visita a esta ciudad, que esconde historias y leyendas en cada rincón.
2 Responses
Una de mis ciudades favoritas y no sólo porque me venga de familia! Gracias por el maravilloso post y por enseñar algunos de los rincones más bonitos de Ávila y sobretodo de su interesantísima historia!
Sigue así!!!
¡Muchísimas gracias por tus palabras! La ciudad es maravillosa, y nos encanta haber podido compartir esta escapada con todos vosotros 🙂